Una central eléctrica transformada en un centro cultural, un palacio que se convierte en un museo o un acuartelamiento militar que pasa a ser una sede universitaria. Estos son algunos de los proyectos en los que Ferrovial Agroman ha dado nueva vida a edificios y espacios, conjugando el respeto al valor artístico con conceptos como la eficiencia o la movilidad.
Gregorio se despierta a las seis de la mañana con el repique de campanas de la Iglesia de San Cayetano. A tientas coge una caja de cerillas de la mesita de noche y enciende la lámpara de gas. Sale del catre y arrastra sus pies hasta la única mesa que hay en la buhardilla. Con el agua ennegrecida que conserva en una palangana desde la noche anterior se asea. Se pone los pantalones, los calcetines, los zapatos, la camisa, un jersey lleno de remiendos y la chaqueta. En el bolsillo derecho se guarda se guarda la llave y en el izquierdo su almuerzo, dos rebanadas de pan y dos lonchas de queso. Sale de casa y en apenas veinte minutos llega a su lugar de trabajo. Gregorio es carbonero en la Central Eléctrica del Mediodía.
Si Gregorio pudiese viajar al futuro cien años y entrase de nuevo en la central se quedaría atónito. Ya no vería carboneras, ni generadores, ni turbinas. Contemplaría las fotografías, los cuadros y las esculturas de las exposiciones que en ese momento estuviese acogiendo CaixaForum Madrid. Porque aquella instalación que generaba la electricidad con la que se iluminó el centro de la capital de España a comienzos del siglo XX es ahora uno de los principales centros culturales de la ciudad.
Caixafórum Madrid constituye quizá el ejemplo más representativo de los trabajos de restauración y remodelación de edificios emblemáticos que Ferrovial Agroman ha realizado en los últimos años. Pero no es el único. Proyectos como el Museo Picasso de Málaga, el centro de ocio Platea de Madrid o la sede de la Universitat de les Illes Balears en Ibiza dan fe de las capacidades de la compañía a la hora de ejecutar los trabajos que den a espacios de distinta naturaleza un nuevo uso, en ocasiones radicalmente distinto al original. Otros, como la restauración de la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor de Madrid o la remodelación del Palacio de San Telmo son un buen ejemplo de cómo Ferrovial Agroman es capaz de realzar edificios históricos, conjugando el respeto al valor artístico con conceptos modernos como la eficiencia o la movilidad.